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En San Luis el Naranjo, la celebración del Día de los Padres se convirtió en un episodio inesperado de conflicto el pasado fin de semana. Los residentes de la comunidad habían organizado una fiesta para conmemorar la ocasión, invitando a familiares y amigos para disfrutar de una jornada que incluía comida, bebidas y actividades al aire libre. Sin embargo, la celebración fue interrumpida por una intervención policial que usó bombas lacrimógenas y desmanteló una caseta preparada para el evento.
La acción de la policía ha generado una ola de descontento entre los vecinos de San Luis el Naranjo, quienes consideran que la intervención fue excesiva. Según testigos, la caseta había sido habilitada con todos los permisos necesarios y fue construida con el fin de ofrecer un espacio adecuado para la reunión familiar. La comunidad siente que la intervención no solo arruinó su celebración, sino que también se realizó sin previo aviso ni consulta.
El ayuntamiento de la Junta Municipal de San Luis, bajo la dirección de la alcaldesa Wendy Cepeda, se ha visto criticado por no haber podido evitar la situación. La alcaldesa ha sido señalada por los residentes por su falta de acción en la resolución del conflicto y por no mediar en el incidente de manera oportuna. Los vecinos argumentan que la alcaldía debería haber intervenido para resolver la situación de manera pacífica y evitar la destrucción de su espacio festivo.
En respuesta a la creciente frustración de la comunidad, el ayuntamiento ha prometido revisar los procedimientos relacionados con eventos comunitarios y buscar soluciones que eviten futuros conflictos. No obstante, la tensión persiste mientras los residentes esperan una disculpa y una compensación por los daños sufridos durante la abrupta intervención. La situación destaca la necesidad de una mejor comunicación y coordinación entre las autoridades locales y los ciudadanos para prevenir el malestar y garantizar el respeto a las celebraciones comunitarias.
