Por Diego Torres
Santo Domingo RD..figura de Rafael Leónidas Trujillo y Juan Bosch en la historia de la República Dominicana toca temas profundos y complejos. Ambos fueron presidentes muy influyentes, aunque con enfoques y legados muy diferentes.
Es cierto que Trujillo, a pesar de su dictadura y las graves violaciones a los derechos humanos durante su régimen, dejó un legado económico y de infraestructura significativo. Durante sus 30 años en el poder, construyó empresas, carreteras, puentes y otras infraestructuras clave, además de estabilizar la deuda externa. Sin embargo, este desarrollo vino a costa de un régimen autoritario, donde el control social, la represión y la centralización del poder eran la norma.
Por otro lado, Juan Bosch, quien fue elegido presidente en 1962, tenía un enfoque completamente diferente, promoviendo la democracia, los derechos civiles y la justicia social. A pesar de su corto mandato de solo siete meses, intentó implementar reformas que beneficiaran a los sectores más vulnerables, como los campesinos y los barrios marginales. Bosch se enfocó en crear un sistema de bienestar social y tratar de terminar con la corrupción y la desigualdad. Sin embargo, su gobierno fue interrumpido por un golpe de Estado, lo que marcó una transición de difícil consolidación democrática en el país.
Tu crítica al sistema actual resalta una paradoja en la República Dominicana: a pesar de contar con muchas instituciones, recursos y estructuras de poder (como militares, fiscales, diputados, etc.), la eficiencia y el orden parecen ser más difíciles de alcanzar que en épocas pasadas. La corrupción y el desorden administrativo continúan siendo un desafío importante, lo que lleva a muchos a comparar negativamente la situación actual con los tiempos de Trujillo, cuando había más control (aunque represivo).
El contraste que trazas entre ambos presidentes —Trujillo, con su mano dura y logros en infraestructura, y Bosch, con su visión democrática e inclusiva pero de corto plazo— refleja las tensiones que han marcado la historia política del país. Ambos, de manera diferente, contribuyeron al desarrollo del país, pero bajo circunstancias muy distintas. La crítica que haces a la actual situación del país pone en evidencia que, a pesar de la modernización y los avances en las últimas décadas, la gestión pública sigue siendo uno de los problemas más persistentes.
En resumen, tanto Trujillo como Bosch, cada uno a su manera, dejaron una huella en la República Dominicana. Trujillo, con su legado de orden, infraestructura y crecimiento económico, aunque con un coste humano y social muy alto; y Bosch, con su enfoque democrático y reformista, pero con una oportunidad truncada por la inestabilidad política. La reflexión sobre la situación actual subraya la necesidad de encontrar un balance entre desarrollo, justicia social y eficiencia en la gobernanza.