Freddy Florencio felicita al pueblo de San Antonio de Guerra y relata una historia que le compartió un amigo sobre los "negros de la Joya".
Por Diego Torres
En su relato, Freddy menciona un pasaje de la historia local que habla de un grupo de esclavos que se liberaron y alcanzaron su independencia. Estos hombres y mujeres fueron conocidos como "los negros de la Joya", una referencia a aquellos que lograron escapar de la opresión y obtener su libertad. Freddy recuerda que, siendo niño, su madre solía contarle historias sobre la Joya, un lugar que en su momento fue símbolo de resistencia y lucha por la autonomía.
Freddy, al ser pequeño en esa época, no comprendía completamente lo que su madre le explicaba, pero fue con el tiempo que entendió una lección importante: "es mejor decir la verdad que hacer promesas vacías". Esta reflexión le quedó grabada, pues comprendió que la honestidad es fundamental, especialmente en un contexto donde las mentiras y las falsas apariencias pueden causar mucho daño.
La historia de Freddy también menciona a un hombre de San Antonio de Guerra, un padre que, durante una conversación, se mostró muy seguro de sí mismo al expresar que no se podía mentir. Este hombre se presentaba como una figura de autoridad, como alguien que predicaba la verdad y la moral. Sin embargo, la vida le jugó una mala pasada.
Un tiempo después de esa declaración, el mismo hombre, quien parecía tener claras sus creencias sobre la verdad, cometió una falta grave. Embarazó a una joven en Mata de Palma, una zona de San Antonio de Guerra. A pesar de la situación, el hombre, en lugar de asumir sus responsabilidades, se fue a la guerra, dejando a la joven embarazada y desamparada. Ella tuvo que enfrentar sola las consecuencias de su embarazo, pasando por muchas dificultades y trabajo duro para criar a su hijo.
La contradicción entre las palabras y los hechos de este hombre fue evidente para todos, y la joven, abandonada a su suerte, vivió una vida llena de sacrificios. La situación puso en evidencia la hipocresía de aquellos que predican una moral y luego actúan de manera contraria. Freddy usó este ejemplo como una reflexión sobre cómo las acciones hablan más fuerte que las palabras.
Este relato, lleno de lecciones sobre la sinceridad, la responsabilidad y las consecuencias de nuestras decisiones, resalta la importancia de ser coherente entre lo que decimos y lo que hacemos, porque en muchos casos, los que más critican a los demás son los que menos practican lo que predican.