Por Elso Segura /Miembro del CC del PLD
El partido de la Liberación dominicana viene siendo objeto de fuertes críticas por sectores sociales y partidos de oposición, que acusan a muchos de sus dirigentes de estar involucrados en actos de corrupción.
El partido de la Liberación dominicana viene siendo objeto de fuertes críticas por sectores sociales y partidos de oposición, que acusan a muchos de sus dirigentes de estar involucrados en actos de corrupción.
Es de público conocimiento, los últimos acontecimientos respecto a la medida de coerción dictada por el Juzgado de Instruccion Especial, de la Jurisdiccion Privilegiada de la Suprema Corte de Justicia, a tres miembros del Comité Político y dos del Comité Centra del PLD, dos los cuales son Senadores de la república, por haber recibido supuestos sobornos de la empresa constructora ODEBRECH.
Antes de estos acontecimientos, habían sido señalados por los mismos sectores sociales y partidos de oposición, otros dirigentes del PLD, por cometer también supuestos actos de corrupción, sin mayores consecuencias judiciales.
Para importantes sectores de la sociedad, hablar de PLD es sinónimo de corrupción y robo de los recursos públicos; llegando incluso a considerar al presente gobierno, como el más corrupto de toda nuestra historia republicana.
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El PLD esta acorralado, a la defensiva, respecto al tema de la corrupción y la impunidad, sin nadie que saque la cabeza por él, parecería estar sordos y mudos, y eso no debe continuar, esta organización que con tantos sacrificios, construyera el profesor Juan Bosch y todos sus discípulos, no debe continuar por el derrotero en que se encuentra.
Esta situación está afectando internamente al Partido de forma alarmante, a tal punto, que muchos de sus dirigentes y miembros sienten vergüenza de exhibir los colores morado y amarillo que idéntifican a la organización.
No debemos comportarnos como avestruz, escondiendo la cabeza cuando el peligro acecha, es necesario que establezcamos una discusión franca y sincera, que permita identificar nuestras debilidades frente al futuro inmediato. No tenemos que esperar que la oposición o el movimiento verde decidan la agenda a lo interno de nuestro partido.
Con una membresía desmoralizada, incapaz de defender al partido, frente al cuestionamiento ético que le viene haciendo la sociedad, el futuro que le espera es incierto y lúgubre, por lo que se impone un proceso de auto crítica, que concluya con el relanzamiento de la organización (PLD) hacia la definición de una nueva visión estratégica, que permita conquistar de nuevo, a esa clase media que marchara junto al profesor Juan Bosch por los años 90s, vestida de morado, y hoy está marchando en la acera del frente vestida de verde.