Por Elso Segura / Vamos por más PLD
Ningún dominicano sensato sería capaz de dudar que el Partido de la Liberación Dominicana seguirá dirigiendo los destinos de la nación más allá del año 2020, a pesar de la marcha verde u otra marcha de cualquier color que pudiera surgir.
Ningún dominicano sensato sería capaz de dudar que el Partido de la Liberación Dominicana seguirá dirigiendo los destinos de la nación más allá del año 2020, a pesar de la marcha verde u otra marcha de cualquier color que pudiera surgir.
Esta afirmación encuentra asidero en un principio que aprendimos del profesor Juan Bosch que establece, que “las crisis económicas generan crisis sociales y estas a su vez generan crisis políticas”. Si invertimos el razonamiento podríamos colegir, que, si la República Dominicana ha mantenido un crecimiento económico sostenible durante los gobiernos del PLD por encima de las mayorías de países del área, no habría cabida para que se produzca una crisis social que llegara a provocar un cambio político que desplace al partido que ha sido el promotor de dicho crecimiento económico.
Este mismo crecimiento económico ha venido impactando en los partidos de oposición, al grado de no poder orquestar en 20 años, un proyecto que despierte el interés de las masas para querer sustituir en el poder al PLD por otro de los partidos que compiten con él en la arena política nacional; por el contrario, los partidos de la oposición cada día se desgastan más, y más se alejan del poder.
Para poder sacar al PLD del poder no será jamás aprovechando el descontento natural, vegetativo, dialéctico que se genera en todos los gobiernos después de cierto tiempo de ejercicio, como ha querido hacer la oposición aprovechándose del movimiento cívico denominado “marcha verde”, en el cual convergen ciudadanos de todos los sectores de la sociedad dominicana, inclusive peledeistas, que demandan el cese de la corrupción y la impunidad, vicios estos que son consustanciales a las democracias tercermundistas como la nuestra. Consecuentemente, la lucha por erradicar la corrupción y la impunidad debe ser un compromiso de todos los dominicanos sin importar banderías políticas.
A pesar de la campaña que vienen promoviendo los partidos de oposición de señalar y criticar a los gobiernos del PLD como corruptos, cabe destacar sin ánimos de justificar esa mala práctica, que los mismos están descalificados para hablar de corrupción e impunidad, por el hecho de que cuando le correspondió gobernar a la nación dominicana, tal es el caso del actual PRM, el PRSC y el propio PRD, que ahora es aliado del PLD en el gobierno, padecieron de los mismos males que hoy critican.
Y en el caso de los Partidos minoritarios que también hacen las mismas críticas al PLD como partido de gobierno, cabe recordar, que en sus mayorías han sido partes de los gobiernos que han encabezados los partidos grandes desde 1963 hasta la fecha, con los cuales han participado como aliados, lo que implica que también son cómplices de todas las acciones de los partidos grandes que han gobernados.
Cualquier partido político que aspire sustituir al PLD en el poder, deberá presentarle a la sociedad dominicana una propuesta más avanzada y moderna que las implementadas por los gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana, deberá hacerle a la población una oferta más atractiva que las ya conocidas; sin embargo, los partidos de oposición no presentan nada nuevo que motive a la población a seguirles, lo que nos permite considerar que el país seguirá dándole el apoyo electoral al PLD en las elecciones del 2020, porque a pesar de los 16 años de gobierno peledeista ininterrumpidos, seguimos siendo en la conciencia nacional la mejor opción para dirigir los destinos de la nación dominicana y, además, venimos con una propuesta de gobierno más moderna, progresista y democrática.
Esta afirmación no es para que el partido (PLD) se vaya a “dormir en sus laureles”, considerándose invencible e insustituible, pues, a pesar del crecimiento económico que experimenta la nación dominicana, que impacta de manera positiva en distintas áreas del quehacer social del pueblo dominicano: agrario, turístico, educativo, sistema 311, etc., es justo reconocer que el país padece aun de ciertos males sociales que no se corresponden con el actual crecimiento económico señalado en el informe de la CEPAL-2017, y pudieran ser resultado de niveles importantes de debilidad institucional del Estado, expresada en débiles y limitadas respuestas a importantes reivindicaciones sociales, como son, la lucha contra corrupción y la impunidad, la inseguridad ciudadana, las debilidades del sistema de salud y seguridad social, escasas oportunidades de trabajo para los jóvenes, y grupos minoritarios, entre otros.
Estas debilidades del Estado dominicano y atribuidas al gobierno de turno, se hayan vinculadas a debilidades del sistema político nacional que engendra a los partidos políticos que dirigen el Estado y designan al personal que administra la cosa pública, imprimiéndole su impronta y su visión de hacer las cosas.
Consecuentemente las debilidades institucionales que presenta el Estado dominicano en la actualidad son el resultado de debilidades institucionales del Partido de la Liberación Dominicana, el cual, quiérase o no es el mayor aportador del recurso humano que gobierna y administra la cosa pública, y el principal responsable del diseño y gestión de las políticas públicas que son implementadas en la nación dominicana.
Siendo así las cosas, la garantía de que el PLD continúe en el poder más allá del 2020 y, que pueda satisfacer las demandas y reivindicaciones sociales de la población, podría depender del fortalecimiento institucional del mismo, de que se implementen sus normativas, estatutos, y reglamentos, que se pongan a funcionar sus estructuras; pero además, que se tome en cuenta a sus dirigentes medios para gobernar y dirigir, que no sólo sea utilizado como una maquinaria electoral, que a los miembros se le respete su dignidad y su status partidario, y que no se valore a los dirigentes en función de quien tiene más dinero, entre otras cosas.
Esto implica, que, para seguir gobernando la nación dominicana e implementar la visión del presidente del partido Dr. Leonel Fernández Reyna expresada en el proyecto “RD 2044”, se requiere de más PLD, es decir, de un partido moderno, institucionalizado, unificado, y no tendenciado.
A este respecto es conveniente que el partido se aboque a realizar una sincerización de su padrón, gerenciar sus estructuras mediante el uso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, promover el relevo generacional, democratizar las elecciones internas para la escogencia de todos sus candidatos, auditar y empoderar a los miles de dirigentes fundadores que se hayan excluidos y segregados de la estructura partidaria y del gobierno, y aprovechar sus experiencias políticas, éticas y profesionales, para que contribuyan a mitigar las debilidades que nos señala la ciudadanía en los actuales momentos que vive la nación y que vive el Partido de la Liberación Dominicana, creación magnifica del insigne Profesor Juan Bosch.