De acuerdo a documentos judiciales dados a conocer el lunes, los agentes del Departamento de Policía de Pascua Yaqui fueron llamados a una casa en una reserva indígena de Arizona, donde encontraron al niño ya sin respiración tendido en una cama.
Durante el interrogatorio, el padre dijo que la semana pasada se dio cuenta de que el niño tenía «un demonio dentro de él».
Mientras le daba un baño al niño el jueves por la noche, relató a los investigadores, «vio algo malo» dentro del niño y sabía que tenía que «echar al demonio» y, para lograrlo, sostuvo al niño debajo del grifo de agua ardiendo.La madre, Romelia Martínez, dijo a los investigadores que alcanzó a escuchar un gorgoteo proveniente del baño de la casa, pero cuando intentó entrar la puerta estaba cerrada, por lo que procedió a llamar al número de emergencias 9-1-1.
La esposa indicó que cuando finalmente logró abrir la puerta vio a Pablo vertiendo agua fría sobre el niño e intentando practicarle la resucitación cardiopulmonar (CPR, en inglés).
En el hospital al que enviaron al menor y donde fue declarado muerto se determinó que el niño tenía quemaduras en más del 15% de su cuerpo, incluidos los antebrazos, los codos y la cabeza, según los documentos de la corte.
Cuando los agentes preguntaron en un primer momento a Martínez sobre lo sucedido, éste les dijo que no lo entenderían porque «no tenían la mentalidad o la creencia correctas».