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Antes, para ser miembro, especialmente de las Fuerzas Armadas, se tenía que cumplir ciertos rigores, algunos de ellos, disciplina y buena conducta social. Eso ha quedado en el pasado, por eso vemos, tantos militares incurriendo en actos ilícitos y afectando la imagen de la institución que pertenecen.Y que decir de los miembros de la Policía Nacional, mayoría son civiles armados. Desde que pasan el centro, con poca capacidad, le entregan una arma de fuego. Su rigurosidad es menos exigente que los militares. Por eso es la estadística que tenemos, en cada acto delictivo, casi siempre hay un agente policial.
El caso del teniente coronel de la Fuerza Aérea con miembros del Policía Nacional en Valverde, el general del Ejército con un agente de DIGESETT y otros casos que involucran los policías y militares, está llegando a un punto incontrolable. La indisciplina no se puede tolerar en las instituciones castrenses y el presidente Luis Abinader debe de detener eso. Es un irrespeto que cabos, sargentos u oficiales superiores, estén faltándole respeto a sus superiores, si entre ellos, no hay respeto, menos la población lo respetará. El ejemplo entra por casa. Mi llamado señor presidente, es actuar rápido, antes de que guardias y policías, se maten unos con otros.
