Corresponsal jefe de Prensa Latina en Haití
Puerto Príncipe, (Prensa Latina) Casi una veintena de policías asesinados, más de un centenar de secuestros y miles de desplazados internos en los dos primeros meses del año, dan indicio de que 2023 podría ser aún más violento para Haití que el precedente.Solo en enero de 11 a 18 policías perdieron la vida, de dos se desconoce su paradero y otros sufrieron heridas por la incursión de las pandillas en la capital y la ciudad de Liancourt en el departamento Artibonite, según confirmó el director de la institución Frantz Elbé.
En Puerto Príncipe, tres oficiales murieron en una emboscada tendida por delincuentes, cuando se dirigían a socorrer a un familiar, mientras que en Liancourt un grupo armado atacó la comisaría y mató a siete agentes.
Los cadáveres desnudos de los policías cubiertos por sus armas y la burla de los miembros de bandas se viralizaron en las redes y la masacre provocó violentas protestas del gremio que bloquearon las principales avenidas, atacaron la residencia del primer ministro Ariel Henry, las instalaciones del aeropuerto e incluso agredieron a personal diplomático.
«No podemos más, eso no es normal, cada policía que matan deja familia. Son personas que los envían a hacer su trabajo sin las herramientas adecuadas, no lo podemos permitir», dijo a Prensa Latina un oficial bajo condición de anonimato.
A la par, las pandillas irrumpen en los barrios residenciales, asesinan, violan y saquean viviendas, pese a la operación iniciada por la Policía con el objetivo de frenar la inseguridad.
La Oficina Integrada de Naciones Unidas en Haití alertó a finales de febrero sobre la violencia perpetrada por la banda Baz Gran Grif contra residentes de Artibonite, que hasta esa fecha causó 69 fallecidos y 83 heridos.
Las bandas crearon un clima de terror, caracterizado por saqueos, asesinatos, secuestros, destrozos, extorsiones, secuestros de camiones de mercancías y actos de violación de niñas y mujeres en las comunas de Liancourt, Verrettes, Petite Riviere de l’Artibonite y L’Estÿre, lamentó el organismo.
La situación -indicó- provocó que miles de miembros de la población se refugiaran en otras comunas del departamento, mientras que el miedo a las represalias y falta de servicios médicos agravan la crisis.
Y como si no fuera suficiente, los secuestros se multiplicaron en lo que va de año, y entre las víctimas destacan exministros, funcionarios, personal de la salud, empresarios, pequeños comerciantes e incluso estudiantes.
«El bandidaje, banalización de la vida y prácticas de privación de libertad se convierten en norma, ante la mirada impotente de las autoridades correspondientes», deploró en un comunicado el rectorado de la Universidad Estatal de Haití, tras el secuestro del extitular de Educación y presidente de la Sociedad Haitiana de Historia y Geografía, Pierre Buteau, quien pasó nueve días con sus captores.