Santo Domingo RD..La reciente propuesta de reforma fiscal por parte del gobierno dominicano, liderado por el presidente Luis Abinader, ha despertado diversas opiniones entre los sectores políticos y económicos del país. Sin embargo, más allá de la polémica que este tipo de reformas suele generar, es importante analizar los potenciales beneficios que una revisión del sistema fiscal podría traer a la República Dominicana.
Una de las principales ventajas radica en la posibilidad de aumentar la recaudación fiscal. Con una reforma bien estructurada, se podría ampliar la base tributaria, permitiendo al Estado obtener mayores ingresos que serían destinados a servicios esenciales como educación, salud e infraestructura. Este incremento en los fondos públicos no solo garantizaría una mejora en la calidad de vida de los ciudadanos, sino que también contribuiría al desarrollo de proyectos clave para el crecimiento del país.
Otro punto relevante es la reducción de la evasión fiscal. Un sistema tributario más simplificado y transparente podría disminuir considerablemente este problema. Al facilitar el cumplimiento de las obligaciones fiscales y fomentar un entorno de mayor equidad, donde tanto individuos como empresas contribuyan de manera justa, se estaría promoviendo una distribución más equilibrada de la carga tributaria. La adopción de impuestos progresivos, donde quienes tienen mayores ingresos aporten más, sería un ejemplo de cómo la reforma podría corregir desigualdades en el sistema actual.
Además, esta reestructuración fiscal podría tener un impacto positivo en el crecimiento económico. Si se introducen incentivos para la inversión y el emprendimiento, tales como la reducción de impuestos sobre la renta o la simplificación de los procedimientos fiscales, se crearía un ambiente más favorable para los negocios. Este estímulo al sector privado es esencial para generar empleo y fomentar la competitividad en el país.
La sostenibilidad fiscal es otro de los beneficios a largo plazo. Una reforma bien diseñada ayudaría al gobierno a equilibrar su presupuesto y reducir la dependencia de la deuda pública. Este aspecto es crucial para mantener la estabilidad económica y garantizar un crecimiento ordenado en el futuro.
Asimismo, la formalización de la economía es un objetivo que podría lograrse con esta reforma. Al reducir la carga tributaria sobre las pequeñas y medianas empresas (PYMES) y simplificar los procesos administrativos, muchas de estas empresas podrían formalizarse, lo que contribuiría a fortalecer el tejido productivo del país y a reducir los niveles de informalidad que tanto afectan a la economía dominicana.
Otro aspecto que no se debe pasar por alto es el impacto que una mayor recaudación tendría en la inversión en infraestructura y servicios públicos. Con más recursos disponibles, el Estado podría impulsar proyectos estratégicos que no solo mejorarían la calidad de vida de los ciudadanos, sino que también dinamizarían sectores clave de la economía.
Finalmente, la implementación de una reforma fiscal clara y justa podría aumentar la confianza de los ciudadanos en las instituciones. La transparencia en la gestión de los recursos públicos es fundamental para fortalecer la cohesión social y garantizar la estabilidad política, elementos indispensables en un contexto de reformas de esta magnitud.
En un mundo cada vez más globalizado, la República Dominicana no puede quedarse rezagada. La reforma fiscal podría ser la clave para que el país se adapte a las nuevas realidades económicas, como la digitalización y la transición hacia una economía verde, asegurando que su sistema tributario siga siendo relevante y efectivo en el futuro.
Este paso no solo buscaría un equilibrio económico, sino que tiene el potencial de generar un desarrollo más equitativo y sostenible, beneficiando a todos los sectores de la sociedad.