Por Diego Torres
Santo Domingo Este..Las comunidades de San Luis, Boca Chica, la Guerra, y el Gran Santo Domingo Este viven una crisis humanitaria oculta por las autoridades, mientras los programas sociales del gobierno siguen sin llegar a los más necesitados. El Plan Social de la Presidencia, que debería ser una herramienta de alivio para los más pobres, está siendo manipulado para beneficiar solo a los sectores más poderosos y acaudalados del país. La ayuda de la funda de comida, los operativos médicos y las fumigaciones, que deberían ser prioridad, no llegan a quienes realmente las necesitan, a los que luchan día a día por sobrevivir.
Santo Domingo Este..Las comunidades de San Luis, Boca Chica, la Guerra, y el Gran Santo Domingo Este viven una crisis humanitaria oculta por las autoridades, mientras los programas sociales del gobierno siguen sin llegar a los más necesitados. El Plan Social de la Presidencia, que debería ser una herramienta de alivio para los más pobres, está siendo manipulado para beneficiar solo a los sectores más poderosos y acaudalados del país. La ayuda de la funda de comida, los operativos médicos y las fumigaciones, que deberían ser prioridad, no llegan a quienes realmente las necesitan, a los que luchan día a día por sobrevivir.
Este abandono es aún más evidente en las zonas rurales y en los campos que, en su momento, fueron los motores productivos de la economía nacional. San Luis, la Guerra y Boca Chica, que fueron pilares de la producción de azúcar y otros recursos, hoy son campos de miseria, sin acceso a maquinaria agrícola, semillas, ni apoyo estatal para reactivar la producción. Esto es una vergüenza.
Mientras tanto, las élites políticas y económicas del país siguen alimentando su ostentosa vida con vehículos de lujo y ropa cara, mientras el pueblo se muere de hambre. Es una parodia que quienes más tienen, son los que reciben mayores beneficios del sistema. La gente de los campos no necesita discursos vacíos, ni promesas, sino soluciones reales y urgentes.
Es hora de exigir un cambio radical. El gobierno debe enfocar sus esfuerzos en la reactivación de la agricultura, en llevar ayuda directa a los más necesitados y en destinar recursos verdaderos para mejorar la vida de los dominicanos más empobrecidos. No basta con el brillo de las ciudades o la apariencia de modernidad. ¡El país no puede seguir ignorando la pobreza extrema que se vive en el interior y en las periferias urbanas!
La indiferencia de los políticos y su obsesión por el poder político debe acabar. Los dominicanos no pueden seguir viviendo con el estómago vacío mientras unos pocos disfrutan de las mieles del poder. La justicia social debe ser una prioridad, ¡y el tiempo de las promesas vacías ya pasó!.