La situación en San Antonio de Guerra, con los barrios marginados llenos de hoyos y problemas sin resolver, refleja un claro abandono por parte del alcalde César Rojas de Guerra, quien, después de ganar las elecciones, parece haber desaparecido de la escena pública. Los residentes de la zona están empezando a preguntarse si el alcalde se ha mudado o si está más preocupado por otros intereses, ya que no se le ve en las calles atendiendo los problemas que afectan a la comunidad.
Este tipo de situaciones generan frustración y desconfianza en la gestión municipal. Las promesas de campaña pierden valor si no se traducen en acciones concretas para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Si el alcalde no está cumpliendo con sus responsabilidades, es legítimo que la gente exija respuestas. La administración local debe estar presente y visible en los barrios, especialmente en aquellos que más lo necesitan, y no puede permitirse ser vista como desconectada de la realidad de su pueblo.
Es hora de que el alcalde César Rojas de Guerra dé la cara y comience a trabajar de manera efectiva en los problemas de la comunidad, o de lo contrario, podría perder la confianza de la población que lo eligió para mejorar su situación.